viernes, 19 de septiembre de 2008

GRACIELA WENCELBLAT


Y si digo tu nombre que la sangre lo sigue cantando?
Si pongo mis labios en el lugar de la agonía
un poema en el silencio de las cartas que
nunca te mandé.

¿Volverás a saciar la sed
que acumula tu ausencia?

Otra vez vi los huesos de la gardenia
el tatuaje que descubrimos esa tarde.

Esta vez la gardenia estalló sobre mi bata de seda
que tanto acariciabas buscando mi piel.

1 comentario:

Gustavo Tisocco dijo...

sentido, sutil, doloroso poema Gra.
Un abrazo Gus.