ANFORA DE AMOR Y PENA
.........................................Para Juan José Folguerá
Pues dormía en el cuenco un triste vino
del color de las rosas de Epicuro;
y creí de oro el naranjal maduro
y ansié un ambiguo mar, azul y endrino.
Ojos recién abiertos al destino
hallan la libertad y el alto muro
y el contendor, el fúlgido y oscuro
con sus armas espera en el camino.
Tengo un cabo, una amarra ya en la tierra,
un espejo de sueño o de pupilas,
un laurel que me roza y me destierra...
¿Y por qué, ahora, corazón vacilas?
–el rostro amado en ti mismo se encierra,
la pena en el contorno que aniquilas.
Del libro: Recuerdos de apuestas perdidas
Pues dormía en el cuenco un triste vino
del color de las rosas de Epicuro;
y creí de oro el naranjal maduro
y ansié un ambiguo mar, azul y endrino.
Ojos recién abiertos al destino
hallan la libertad y el alto muro
y el contendor, el fúlgido y oscuro
con sus armas espera en el camino.
Tengo un cabo, una amarra ya en la tierra,
un espejo de sueño o de pupilas,
un laurel que me roza y me destierra...
¿Y por qué, ahora, corazón vacilas?
–el rostro amado en ti mismo se encierra,
la pena en el contorno que aniquilas.
Del libro: Recuerdos de apuestas perdidas
1 comentario:
Gracias Fernando por estar presente con este poema que conozco desde hace tanto tiempo. Gracias a Norma Padra por tenerte en este lugar y darnos la posibilidad de leer a Sánchez Zinny Y digo, en especial, respecto a este soneto dedicado al sordo Folguerá, que, a vistas queda, nada de sordo tenía sino de muy buen escuchador y dialogante. Yo digo que es impecable ese arranque desde esos "ojos recién abiertos al destino" que encuentran, Folguerá mediante, el abstruso camino de la libertad y el altto muro, lo exactamente neceario para que la libertad sea de verdad. Desde ahí, y solamente desde ahí es que el poeta alcanza a tener una amarra, un cabo, un espejo de pupilas y ya la soledad queda abatida no obstante ese laurel que persiste en rozar y desterrar. Vacila el corazón entre el encuentro y el abandono, entre lo que es dado a la vida y a la muerte, lo que ha sido. Entiendo, somos en la medida del otro, somos con el Otro y en el Otro. Y sin duda, hay "otros" imprescindibles y, muchas veces, irreemplazables. Y debo confesar que, en particular, me halaga el hacer comentario a este soneto porque en algunas ocasiones el propio Sánchez Zinny me ha confesado: "Vos venís a ser como el sordo Folguerá, que ya no está"
Cuando hablar con el Otro es también un hablar consigo mismo, descubrir y descubrirse. Gracias Fernando por estar presente
Y con mi abrazo siempre
Long
Silvia
long-ohni@speedy.com.ar
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