viernes, 9 de abril de 2010

CARLOS PATIÑO


CHARLA DISTENDIDA CON MI PROPIA MUERTE

Yo sé que estás siguiendo mis pasos desde que nací
y que muchas veces me tiraste manotazos arteros.
Este mundo está lleno de vos
de tu blancura sórdida
y sólo me dejas
un angosto/largo pasillo
en donde tengo que hacer todas mis cosas
con vos encima
repartiendo mandobles.

Nunca sabré si me dejaste hacerlas
o si yo supe esquivarte durante largos años.
Tal vez no importe mucho tan mortal ejercicio
esta suerte dis-suerte que acompaña mi vida
porque me has hecho sufrir y hacer pedazos
llevándote en castigo los seres que quería
algo tal vez peor que calar tu mortaja.
Y sé que nunca me dejarás
que seguirás siendo mi más fiel amante
y que haga lo que haga
inexorablemente acabaré en tu lecho
cuando tu voluntad diga “hasta aquí”.

Me tiene sin cuidado tu andar de policía
y hasta es posible que sea yo
quien se arroje a tus brazos
cuando no encuentre un verso que pudiera enhebrar
cuando mi hermosa máquina de sangre huesos sueños
decida estallar en burbujas
y ni un bello atardecer acaricie mis ojos ni nada en este mundo
haga flamear mi risa.
Tuyo soy. Más que de nadie de quien haya sido.
No hay humano que escape
de tu abrazo final fronterizo y callado.

Sin embargo, tu triunfo es tu derrota.
Nada quedará de vos: ni un murmullo
ni una foto perdida en los cajones
ni un suspiro nostálgico. Nada.
Yo quedaré:
vos desaparecerás en tercera persona
como una anécdota,
como el humo del cigarrillo que te arrojo en la cara,
o una muela extraída,
la niebla matinal,
o una ola perezosa
que hace burbujas en la orilla
y otra ola la borra de inmediato.

Yo seguiré viviendo
en los recuerdos de quienes me aman
en mi sangre hecha palabra
y tu abrazo final
será como un satélite chatarra
como
un hueso mugriento robado por un perro
en basural cualquiera.


-Buenos Aires-

2 comentarios:

Juan Carrizo dijo...

Ya que puedes tener una charla distendida con la muerte ,dile que pronto será vencida por Dios ya que él traerá d la sepulturas a todos los que duermen el sueño de la muerte Juan 5:28,29,cuando su hijo Jesus estuvo en la tierra dió un vislumbre de ello resucitando a su amigo Lázaro y otras personas mas (buen relato nos hace pensar y meditar como seguramente querias que ocurriera)

Laura Beatriz Chiesa dijo...

Carlos: en el momento de nacer nos entregamos a ella que, a veces, se adelantará y en otras estará muy cerca nuestro. De lo que debemos estar seguros, es que no podemos jugar a las escondidas con ella. Mi saludo,