sábado, 1 de mayo de 2010

EMILIO MEDINA MUÑOZ


QUEVEDO

Un gran hombre permaneció enterrado,
mas de trescientos años al dejar la vida;
en Infantes vivió su libertad perdida,
condenado por la claridad de su narrado.

Después de los años transcurridos,
encontrado el lugar de enterramiento,
dicen que era zambo, - yo no miento-:
han visto unos huesos muy torcidos.

Muy tranquilo el poeta descansaba
en grande y escondida sepultura,
le tocan sus huesos y él no lo esperaba.

Si vivo estuviere, -¿no hay censura?-,
¡a hostias a los “moscones” despachara,
para meter en sus “testas” la cordura!.


-Ciudad Real, España-

3 comentarios:

Laura Beatriz Chiesa dijo...

Emilio: Un lindo poema-homenaje. Mi saludo cordial,

Emilio. dijo...

Gracias, Laura.

Un abrazo desde España.
Emilio

Anónimo dijo...

Quevedo, un personaje que no debe de ser olvidado. Desde Barcelona, gracias y felicitaciones. Trinidad.