viernes, 5 de agosto de 2011

MARTA ORTIZ


CORTES
 
Llegué de madrugada y las orillas aún dormían.
Pálida, la luz primera mojaba cúpulas veladas.

Cuando partí ya era el crepúsculo
y la sola visión
violada
a ras de cielo
desató la transparencia de la lágrima.

La traje de mi mano como a un cántaro:
un mix de pop & rock

la luna deshecha entre mis dedos
y los domos
y ciertos oscuros campanarios.

 
De su poemario: "Diario de la plaza y otros desvíos"
-Rosario, Santa Fe-

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