martes, 4 de octubre de 2011

SILVIA LONG-OHNI


ELEGIA

................ (a la memoria de mi madre)

Era verano entonces
y en piadoso ademán
acaso florecía el agapanto,
pero tus ojos, madre,
yacentes en un pozo de penuria,
eran sólo un rumor,
un río seco,
cuencos de oscuridad y de agonía
en los lerdos instantes con que el tiempo
iba cargando muerte sobre muerte.

Tiritaba tu sangre deseosa de la vida
y había que partir porque era invierno
en tu antigua mirada, en tu clepsidra
aunque el sol arreciara sobre los verdes brote
tan bien amanecidos, tan eternos
como el viento, la lluvia y las arenas.

No querías partir,
y no mientras la vida temblorosa
levantara frutales con voluntad de acero,
cargara sus ramajes de sagrados verdores
y aun cuando el otoño prometiera
el limo amarillento y la hojarasca.

No querías partir
pero la vida, madre, es forastera
cuando se lleva a cuestas
la frágil osamenta de lo humano.

No querías partir.
Yo he surcado contigo las aguas de la Estigia
y aunque enero amanece con su cauce de soles
y vuelven a ver la luz los agapantos
así de indiferentes
será tan sólo un eco de cosas que han ardido.

-Buenos Aires-

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